dimanche 25 février 2018

El mundanal ruido


Para empezar no es cosa del otro mundo. Y si bien de este quedara por definirlo. Mejor actualizarlo.

Ayer hasta las tantas de la noche miré la tele y esta mañana al levantarme mi primer instinto fue poner la radio. Nada original en eso ¡Verdad!

Soy hombre de este mundo y en tanto que hombre de este mundo necesitado del mundanal ruido. ¿Qué se le va a hacer? Apagar la tele. Apagar la radio. Y así se apaga el mundanal ruido.

El hombre prehistórico necesitaba encender fuego para calentarse el cuerpo. El hombre moderno necesita encender la tele o la radio para calentarse la cabeza. Y nos la calentan de día como de noche.

Siempre es cuestión de supervivencia. Y el hogar común. En otros términos vulgar. Siempre se trata de vulgarisación del saber. Nos untan de saber. Que esta piel segunda vuelva a ser nuestra piel. Que la tengamos tan pegada al cuerpo que no nos podamos deshacer de ella.

No es que entre más profundo. Que el saber nos haga sabio. El mundo es de locos. Y no hay más loco que él que no se sabe loco. Y no hay más loco que él que se piensa sabio. Basta entonces con que nos sentimos sabios. Y todos nos sentimos sabios ¡Verdad!

Sin embargo ocurre que a veces apaguemos el fuego, porque nos calenta la cabeza, porque nos da fiebre, porque nos pone febril. A veces somos este enfermo que quiere volver en sí. Entonces cae sobre nosotros esta chapa de plomo que es el silencio y no siendo menos el silencio que esta música celestial que no llegamos a oír.


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