samedi 14 mai 2016

La inyección de conocimientos

Fue antes de los test. A tí te hicieron una inyección de conocimientos, ¿Verdad?. ¡Sí! como a todos los de la facultad. ¿Y que sabes ahora? Ahora sé que no sé nada, repitió él, que parecía un disco rayado. Se lo fue preguntando a otros y obtuvo la misma respuesta como si la supieran de memoria, como si sólo supieran esto. Tanto saber para acabar en sabiduría, se lamentaba el científico.

Pero no tardó mucho en percatarse que eso de ahora sé que no sé nada no era sólo un decir, que seguían actuando como siempre, o sea a tontas y a locas, como si no supieran nada o no les serviría de nada saber lo que sabían, o sea como antes: cuando no había inyecciones de conocimientos sino estudios largos y aburridos. Entonces fue cuando llegó esto de los test que se sustituyeron a los concursos de entrada en la facultad.

Eran como vacunas. De las primeras algunos se murieron cuando otros se volvieron locos. Y eso que eran a mínima. Empezaron a seleccionar los candidatos a los test. Aprobaron los test los sobredotados, los test resultaron ser negativos sólo para los sobredotados. A ellos sólo hicieron entonces la inyección de conocimientos. Pero no les sirvió de nada: ya se lo sabían todo. Incluso algunos de entre ellos pasaron toda su vida demostrando que las cosas que les tenían inyectadas caían de su propio peso, en cuanto a las demás eran tonterías, sandeces, nonadas ...

Aucun commentaire:

Enregistrer un commentaire