Me persigue
el mediocre. Me hostiga el mediocre. Descuide. Cuando hablo de el
como de otra persona. Como si me fuera ajeno. Cuando me es tan
próximo que hay quien nos confunde. La verdad. La verdad es que
comemos junto, dormimos junto y que cuando el piensa yo pienso,
cuando se divierte me divierto, cuando se aburre me aburro.
No quita. No
quita que me gustaría quitármelo de encima pero siempre hay alguien
que pone la tele, otro que tiene esa risa no fina pero sí contagiosa
y este, sí sobre todo este pesado que siempre me dice que hay que
vivir, como si yo hiciera otra cosa que vivir que es comer con el
mediocre, dormir con el mediocre, pensar cuando el piensa, cuando se
divierte divertirme y cuando se aburre aburrirme.
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